Experto en todoOpinión

Las lluvias no generan riesgos, nosotros sí

Saúl Justino Prieto analiza si el cambio climático es el único causante de las inundaciones en la Zona Metropolitana de Guadalajara

Con la llegada del temporal a México y Jalisco los accidentes y desastres son “inevitables” porque son atribuidos a la intensidad de las lluvias o fenómenos naturales, sin embargo, realmente no son inevitables, porque el riesgo y situación de vulnerabilidad en que se pone a las personas son construidos por acciones sociales y, sobre todo, omisiones de gobierno.  

En hechos relacionados con el temporal y los huracanes en 2023 murieron 18 personas en Jalisco de acuerdo con datos de la Unidad Estatal de Protección Civil y Bomberos, por lo menos hasta el mes de septiembre; y en el actual temporal una pareja de adultos puso su vida en riesgo al ser arrastrados el agua pluvial en la colonia Lomas de Oblatos el domingo 23 de junio.

Desde el gobierno y entre la opinión pública se suele lamentar la “mala suerte” o “fuerza atípica” de la naturaleza, pero hay una explicación más profunda que suele ser ignorada a conveniencia. La investigadora Virginia García-Acosta, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), expone en un artículo que muchos de los desastres tradicionalmente atribuidos a causas naturales eran generados por prácticas humanas relacionadas con la degradación ambiental, el crecimiento demográfico y los procesos de urbanización que provocaban una vulnerabilidad mayor a ciertas poblaciones.

Este documento cita aportes de la Red de Estudios Sociales en Prevención de Desastres que acotaron los aspectos que agravan las consecuencias de los desastres naturales como:

  • La ocupación del territorio.
  • El creciente empobrecimiento de la población.
  • La utilización de inadecuados sistemas tecnológicos en la construcción de viviendas.
  • La dotación de infraestructura básica.
  • Los inconvenientes sistemas organizacionales.

Sintetiza que los desastres son producto de la acumulación de riesgos y vulnerabilidades derivados del tipo de sociedad y economía que se han ido desarrollando con el paso del tiempo y no de la presencia, frecuencia o magnitud de amenazas de origen natural. La adaptación inadecuada al entorno físico y ambiental provoca que el ambiente sea una amenaza para la población.

Esta vulnerabilidad originada en factores socioeconómicos y políticos es uno de los factores clave que determina la dimensión y gravedad de los desastres que deberían nombrarse de manera más precisa como “socionaturales”. En contraparte, García-Acosta explica que la construcción material de riesgos también permite predecir las secuelas que podrían presentarse, pero desde mi perspectiva generalmente es ignorada.

Ejemplos hay muchos. Destaco el desbordamiento del Río Salsipuedes en San Gabriel en 2019 que arrastró lodo y ramas, el cual dejó tres mil personas damnificadas y cinco muertos.

Un reportaje de la Revista Proceso informó que factores como la tala clandestina y los incendios provocados para sembrar aguacate que han acabado con 23 mil hectáreas de bosques en el sur de Jalisco agravaron el desastre; de hecho, reportó que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente reconoció que el cambio de uso de suelo sin autorización para el establecimiento de huertas de aguacate es uno de los factores con mayor impacto al ecosistema porque merma de filtración de agua.

Aún con lo acontecido el río volvió a desbordarse en 2022, pero el gobernador Enrique Alfaro dijo que el desastre fue provocado porque “la fuerza de la naturaleza es imprevisible y poco se puede hacer para enfrentarla”.

El Área Metropolitana de Guadalajara también es la muestra fiel de cómo el problema de desastres provocados por las lluvias va en incremento.

En 2018 investigadores de la Universidad de Guadalajara identificaron 300 vialidades y puntos en riesgo de inundación, y el Información Estadística y Geográfica de Jalisco registró 147; y en 2024 el Instituto Metropolitano de Planeación ubicó 371 sitios con recurrencia de inundaciones, un incremento notorio. Los puntos exactos están georreferenciados y disponibles en: https://sigmetro.imeplan.mx/mapa, pero su socialización y utilidad se ve reducida por medidas insuficientes o nulas de prevención.

Se sabe que los efectos del cambio climático han reducido la precipitación en la ciudad y provocado una sequía, entonces, el incremento de puntos de riesgo se debe a las intervenciones humanas y, sobre todo, de gobierno, que han permitido la generación de las amenazas.

Apuestan a la destreza de la población para evitar exponerse y brindan tímidos llamados preventivos. Y al momento en que se presenta el desastre echan la culpa a “lluvias atípicas” o “eventos aislados”, que ocultan la falta de políticas realmente preventivas que reduzcan la vulnerabilidad.

Una conciencia clara de la construcción social de los desastres naturales, sobre todo en esta temporada de lluvias, fortalece el sentido de alerta y responsabilidad ciudadana, que es el único aliado para prevenir desastres ante, una más, de las debilidades de un gobierno inoperante e inútil.

Ver nota relacionada: ¿Cuántos sitios recurrentes de inundación hay en Guadalajara?

Ver otras columnas de Experto en Todo

Saúl Justino Prieto Mendoza

Me especializo en el mundo del UX Design y medios de comunicación digitales. Me encanta innovar y reinventar las formas de transmisión y de conexión con usuarios y la audiencia. Soy doctorante en Gestión de Paz y Prevención de Violencias por la Universidad de Guadalajara, lo cual me ha pemitido observar el fondo de problemas sociales vigentes.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba