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No nos convertimos en Venezuela, pero… ¿se viene un ‘AMLOnato’?

¿Podría López Obrador llegar a tener la influencia que tuvo Plutarco Elías Calles en sus sucesores? Saúl Justino Prieto analiza la posibilidad

Después de seis años al frente de la presidencia, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no transformó a México en un régimen -siquiera- similar al de Venezuela, no cambió la constitución para reelegirse, el sistema económico-estatal no se volvió comunista, la economía no se fue al carajo y no resultó ser un peligro para el 60% de personas que acudieron a votar por su candidata para relevarlo: Claudia Sheinbaum, pero…

Los mitos que rodearon al AMLO candidato y al AMLO presidente resultaron ser eso, mentiras y dichos sin argumentos que sus opositores trataron de permear, cada vez con menos éxito, entre la población mexicana. Hasta hoy, su estrategia parece ser la misma. Por ejemplo, en la última movilización de la Marea Rosa o el Frente Cívico Nacional (FCN), han señalado a López Obrador de ser un dictador con muchas argucias que terminan generando el efecto contrario: darle más respaldo social al presidente y su grupo político.

Algunas cifras macroeconómicas sostienen la falsedad de los señalamientos mencionados:

Durante su mandado se renovó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ¿qué más capitalista y anticomunista que esto?

Una forma de comparar al gobierno de AMLO y su desempeño en el plano económico, es la valuación del peso frente al dólar al inicio y final de los periodos presidenciales anteriores:

Vicente Fox
Inicio: 9.41 pesos por cada dólar.
Final: 10.99 pesos por cada dólar.
Felipe Calderón
Inicio: 10.99 pesos por cada dólar.
Final: 12.92 pesos por cada dólar.
Enrique Peña Nieto
Inicio: 12.92 pesos por cada dólar.
Final: 20.34 pesos por cada dólar.
Andrés Manuel López Obrador
Inicio: 20.34 pesos por cada dólar.
Final: 18.62 pesos por cada dólar.

Es decir, los tres presidentes anteriores dejaron la administración con un precio más depreciado frente al dólar que cuando llegaron, y el gobierno de AMLO será el único que dejará el peso mejor valuado que cuando inició. Es claro que se requiere un análisis más profundo ya que la divisa no depende solo del gobierno interior, pero es un dato relevante.

Un indicador más es el porcentaje de la población desocupada respecto a la población económicamente activa, o desempleo, mismo que es el más bajo de los últimos cuatro sexenios: 2.7%, cuando en el último trimestre de 2018 fue de 3,3%; en 2012 fue 4.9% y en 2006 fue 3.6 por ciento.

Los fracasos reales de la presidencia de AMLO

La oposición política y mediática ha estado desorientada durante lustros y se ha empecinado en criticar a AMLO en aspectos burdos y han descartado temas y problemas reales que son atribuibles a su administración y lo serán para la próxima presidenta Claudia Sheinbaum.

Uno es la inseguridad y violencia en el país. A pesar de que López Obrador ha reconocido que una de sus deudas es y será el fracaso de su estrategia de seguridad, con mucha frecuencia la atribuye a los “gobiernos anteriores”, cuando tiene casi un sexenio de estar al frente del poder y no logró solucionarlo.

Sin embargo, la oposición se ha mantenido en las sombras, cómo el PAN criticaría a AMLO cuando uno de los estados más violentos, como Guanajuato, es gobernado por ese partido; o lo mismo para Movimiento Ciudadano, si Jalisco es foco nacional por el tema de desapariciones.

Además, es clave considerar la infiltración de los cuerpos de seguridad por parte de los distintos grupos del crimen, que han expandido sus negocios a otros delitos ajenos al narcotráfico y administran de facto la violencia y la paz.

Un segundo ámbito es el de la concentración del poder. Una afirmación que podría parecer contradictoria con mi percepción de que AMLO no pretende ser un dictador, es que sí ha actuado de forma vengativa con los grupos que lo enfrentaron durante toda su carrera, y a quienes pretende eliminar con las reformas que ha promovido.

Prefiere a un adversario dentro de su grupo, que a alguien en la oposición. Un ejemplo es el claro aprovechamiento de la presencia de Marcelo Ebrard y el bloqueo que también ha ejercido contra él en sus intentos por suplirlo como el líder del movimiento.

AMLO revive al priismo más arcaico

De manera pública, y seguramente con mucha más intensidad en conversaciones privadas, AMLO ha revelado su intención de “dejar abierta” la posibilidad de asesorar a la próxima presidenta Claudia Sheinbaum, si así lo desea, y también ha reconocido conversaciones con ella.

Esto es muy similar a uno de los periodos que marcaron la historia del país y a la forma en que gobernó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante más de 70 años en México. Entre las décadas de los 20 y los 30, Plutarco Elías Calles dejó de ser presidente después de la Revolución Mexicana, pero sus sucesores (Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez) lo reconocieron como el Jefe Máximo de la Revolución, por lo que dieron continuidad a sus medidas institucionales y le cedieron un poder fáctico, un periodo que se le conoce como Maximato.

Claramente, Sheinbaum fue la candidata predilecta por AMLO desde el inicio de la precampaña presidencial y, aunque como he citado, el presidente ha afirmado que se retirará, también ha declarado que espera que Sheinbaum dé continuidad a sus reformas que buscan revertir la concentración del poder de las mafias que lo han tenido durante décadas, como es el caso de algunos organismos descentralizados o el Poder Judicial.

Además, la coyuntura histórica hace proclive un ‘AMLOnato’: los dos sexenios panistas después del año 2000 no tuvieron ninguna continuidad política o gubernamental, mucho menos un respaldo social como lo plasmaron los resultados presidenciales de 2006, lo cual complicó un proyecto sólido panista de nación, y el regreso momentáneo del PRI con Peña Nieto fue solo una última bocanada del viejo régimen que gobernó a México la mayoría del siglo XX.

Habrá que revisar si la sede del poder ejecutivo seguirá siendo Palacio Nacional o si se dividirá con Palenque, ya que aún no existe, ni existirá en el corto plazo, una figura política que se compare con AMLO en cuanto a influencia, carisma y aceptación de la mayoría de la población (encuestas y resultados electorales lo avalan).

Ahora, Morena y AMLO, tienen una dominancia como el PRI de la mitad del siglo pasado, quizá uno de los objetivos políticos más preciados del próximo expresidente Andrés Manuel López Obrador, y jefe máximo de la cuarta transformación.

Saúl Justino Prieto Mendoza

Me especializo en el mundo del UX Design y medios de comunicación digitales. Me encanta innovar y reinventar las formas de transmisión y de conexión con usuarios y la audiencia. Soy doctorante en Gestión de Paz y Prevención de Violencias por la Universidad de Guadalajara, lo cual me ha pemitido observar el fondo de problemas sociales vigentes.

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