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Hombres hablando de mujeres en el 8M

Saúl Justino analiza sobre lo mucho que los hombres hablan de las mujeres, y de lo poco que reflexionan sobre el origen de sus violencias

Cada año se percibe una mayor consciencia de los problemas que aquejan a las mujeres, pero aún es insuficiente para alcanzar una verdadera equidad con los hombres y evitar la violencia contra ellas.

El arribo del mes de marzo, cuando el día 8 se conmemora su día internacional, representa una oportunidad para que, como hombres, dejemos de hablar de ellas y hablemos más de nosotros.

En el mes de marzo abundarán las noticias, muchas redactadas por hombres, que destaquen la cantidad de agresiones y violencias que sufren las mujeres. Pero habrá pocas que indaguen en la cantidad de hombres agresores, sus motivaciones infundadas y la impunidad de sus acciones encubiertas por otros hombres.

El Instituto Nacional de las Mujeres cuantifica que más de dos quintas partes hombres casados o unidos con mujeres de 15 años o más (10.8 millones) ha ejercido algún tipo de violencia contra sus parejas. De ese porcentaje, hasta un 40% de manera emocional, 25.3% económica, 11.6% física y 5.3% sexual. El organismo explica que uno de los fines de la violencia es sostener relaciones de poder y desigualdad, pero que se invisibilizan por ser parte de la vida cotidiana.

Sobre las características de los hombres que han ejercido violencia contra sus parejas, en el mismo estudio se menciona que se identifican como posibles factores relacionados con el ejercicio de violencia por parte de los hombres, tanto a lo largo de su relación de pareja, como la ejercida en los 12 meses previos a la entrevista, los antecedentes de violencia en su infancia, que las mujeres tengan hijas/os de otro hombre, el motivo por el cual se unieron, el tamaño de localidad de residencia, y la pertenencia a parejas indígenas.

Mientras, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), registra que el 70.1% de las mujeres de 15 años y más ha experimentado, al menos, una situación de violencia a lo largo de la vida. La violencia psicológica fue la de mayor prevalencia (51.6%), seguida de la violencia sexual (49.7%). En cuanto al espacio donde padecen más frecuentemente la violencia, los primeros son el ámbito comunitario (45.6%), la relación de pareja (39.9%), el ámbito escolar (32.3 %) y el laboral (27.9%).

Especificando el análisis a las infancias, el Inegi documenta que en 2022, los niños de 0 a 17 años de edad sufrieron 30 mil delitos, mientras que las niñas más de 59 mil, casi el doble. Específicamente los casos de abuso sexual en niños de cinco a 14 años llegaron a cuatro mil 606, pero en niñas alcanzan los 10 mil 560.

Abundarán las coberturas de las marchas del 8 de marzo, muchas realizadas por hombres, que destaquen “destrozos” o “vandalismo” de mujeres que salgan a las calles a protestar. Pero habrá pocas que analicen el empoderamiento que las mujeres encuentran en esas protestas que son transformadas en un espacio seguro para expresar su rabia contra una historia de violencia machista.

Un estudio de la consultora Llorente y Cuenca aplicado en 12 países, entre ellos México, encontró que las periodistas firman 50% menos noticias que los hombres, hay 2.5 más noticias sobre hombres que sobre mujeres, y se nombra casi tres veces más a la mujer que al hombre cuando se habla de violencia y el doble en situaciones de acoso.

De hecho, el sector económico donde la brecha salarial entre hombres y mujeres es más amplia (hasta 33% más) es el de medios de información, según el Instituto Mexicano para la Competitividad.

Abundarán las posturas y publicaciones denostadoras en medios de comunicación y redes sociales hacia las protestas de las mujeres, muchas procedentes de hombres. Pero habrá pocas que señalen las carencias emocionales, culturales y cognitivas que cuestionen la figura del hombre y sobre qué les provoca agredir a las mujeres o cómo cooptan espacios públicos a través de agresiones de todo tipo.

Habrá muchas opiniones, la mayoría expresadas por hombres, en contra de otorgarle derechos a la mujer, como el aborto legal y seguro, o sobre la importancia de la maternidad deseada. Pero habrá pocas que indaguen en la percepción de los hombres que piensan que el cuerpo de las mujeres les pertenece o que pueden decidir sobre ellas por un supuesto derecho sustentado en argucias.

Una encuesta de Ipsos expone que el 52% de los hombres está de acuerdo con que el aborto sea legal y seguro, en contraste con el 59% de las mujeres que sí está de acuerdo.

Abundarán los comunicados y declaraciones de funcionarios públicos, la mayoría hombres, que se llenarán la boca de promesas incumplidas o políticas de protección fracasadas. Pero pocas de cómo las élites del poder, dominadas por hombres, limitan el avance de cualquier iniciativa o escalafón para mujeres a puestos de poder.

Sólo en siete Entidades de México se regula la paridad en la integración de todo el Poder Ejecutivo y en seis se regula la paridad en la integración de todo el Poder Legislativo, Poder Judicial y en los organismos autónomos. En el Congreso de la Unión se tiene un promedio de 48.7% de los escaños ocupados por mujeres, una diferencia amplia comparado con 2009 cuando solo el 19.9% de los espacios eran para mujeres. En cuanto a las alcaldías, de los dos mil 471 municipios en México, 545 están gobernados por mujeres, el 28.9 por ciento; además, sólo hay nueve gobernadoras.

Los hombres siguen dominando la titularidad de las dependencias de la Administración Pública Estatal, los plenos de los órganos del Poder Judicial de la Federación y los estatales, además de sus magistraturas y juzgados, indica la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.

Los hombres hablan mucho de las mujeres, como si de ellas dependieran sus acciones, pero poco hablan de manera introspectiva y crítica sobre la justificación, si es que la hay, para que surjan las violencias hacia ellas.

La académica y abogada Laura Saldivia Menajovsky, y su colega Chris Gruenberg, explican lo que está detrás de las posibles alianzas de hombres con el feminismo: algunos grupos de hombres lo repudian porque no conciben cómo otro apoye a los feminismos y también por mujeres que critican las muestras de apoyo hipócritas de muchos. Definen que un aliado tiene la capacidad de visibilizar y cuestionar los privilegios masculinos y confrontar la violencia con otros hombres de manera consistente, sustentable y efectiva.

Combatir las masculinidades implica eliminar las violencias y agresiones contra las mujeres y también la complicidad e inacción generalizada. El sociólogo Michael Flood lo explica desde el punto de que el entendimiento de la violencia contra las mujeres por parte de los hombres es más pobre y solamente reconocen los abusos más graves o burdos, y así, reducen su perspectiva a que “algunos” varones son capaces de cometer ese nivel de agresiones. De esta manera, se rechaza la reflexión crítica de su propia conducta y se muestran desinteresados, reacios y hostiles. ¿Tú dónde te ubicas?

Esta edición de Experto en Todo se redactó en tercera persona para fines de estilo y mejor comprensión para el lector, pero, como propone, también me incluye en el cambio de perspectiva para opinar menos de la lucha que sobrellevan las mujeres para garantizar su seguridad e integridad y hablar más críticamente de cuáles acciones cometemos los hombres para hacerlo y revertir las violencias.

Saúl Justino Prieto Mendoza

Me especializo en el mundo del UX Design y medios de comunicación digitales. Me encanta innovar y reinventar las formas de transmisión y de conexión con usuarios y la audiencia. Soy doctorante en Gestión de Paz y Prevención de Violencias por la Universidad de Guadalajara, lo cual me ha pemitido observar el fondo de problemas sociales vigentes.

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